Cuando notamos que la belleza de nuestras lámparas se apaga por culpa de la suciedad y de la grasa, es el momento de devolverles su brillo inicial con una buena limpieza.
El mantenimiento correcto de las lámparas no sólo mejorará el aspecto del hogar, sino que además lograremos ahorrar en torno a un 20% de iluminación ya que aprovecharemos al máximo su rendimiento y duración.
Si quieres ahorrar y mantener luminosas tus áreas de casa y trabajo, deberás al menos una vez al año, limpiar tanto las lámparas como sus accesorios de una forma adecuada.
Toma nota de los pasos a seguir:
- Cualquier proceso de limpieza deberás hacerlo con precaución, apagando la luz y desconectando la corriente de la zona que vayas a limpiar.
- Espera a que la lámpara esté fría antes de limpiarla para evitar quemaduras o que estalle por calor o manipulación.
- Una vez fuera del soporte, límpiala con un paño suave humedecido con una mezcla de agua y alcohol a partes iguales o también puedes limpiarla con agua y un poco de amoniaco. Asegúrate bien de pasar el paño suavemente por toda la superficie.
- Antes de colocar la lámpara nuevamente en su sitio, espera a que esté completamente seca para evitar que alguna parte mojada contacte con la electricidad y se origine un cortocircuito.
- Al finalizar comprueba que se queda bien fija y que su funcionamiento es correcto.
De esta misma manera puedes proceder a la limpieza y mantenimiento de otros elementos como fluorescentes, bombillas, pantallas, etc. que iluminarán más y evitarás tener que encender muchos puntos de luz para conseguir la iluminación adecuada.
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